Con estos versos iniciamos una nueva serie, debida a la pluma de D. Miguel Palop Aparicio. En consecuencia, con cadencia mensual, iremos haciendo públicas composiciones poéticas relativas, las más, a la vida de los años cincuenta del siglo pasado.
Algunos todavía llegamos a conocer al autor, un prócer enguerino, bien en su época de senectud y retiro bien, los menos, con su proverbial vara de mando en procesiones y otros eventos.
Ambas facetas nos remiten a otro insigne antepasado suyo que, también en labores jurisdiccionales, nos dejó muestras de su buen hacer literario: el insigne D. Francisco Manuel Aparicio, afectuosamente, Quico y, literariamente, El Solitario del Porchet.