Existen ocasiones en que cabe aplicar aquello de que “quien calla, otorga”. No necesariamente debe ser así; por ejemplo, cuando un insensato proclama una necedad y es baldía la respuesta.
En otras ocasiones, por el contrario, es conveniente dejar al insensato, como suele decir el pueblo llano, con el culo al aire.
Juzguen ustedes mismos.